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ANTI-ATLAS 2018

Llevamos muchos años viajando por Marruecos. Nos gusta simplemente recorrer el país saboreando el ambiente, los paisajes y la comida. Y ver cómo va evolucionando todo desde la primera vez que fuimos, a finales del siglo pasado. Este viaje nos hizo emplearnos a fondo contra las inclemencias, que nos pusieron a prueba varias veces y acabaron con nuestras fuerzas, pero siempre lo recordaremos como uno de los más disfrutados. Sin duda.

  





Diario del viaje a Marruecos realizado en Abril de 2018, con la Honda Varadero 1000:


Martes 10
Dan muy mal tiempo, el típico día con lluvia y vientos muy fuertes en el que recomiendan no salir de casa salvo en caso de necesidad… y nos vamos a Almería a coger un ferry. En principio no hay prisa, tenemos que llegar al puerto sobre las 10pm para embarcar, pero queremos avanzar rápido para evitar en lo posible las tormentas. Pasamos por Murcia sobre las tres de la tarde y ya nos pilla el temporal. Viento muy fuerte y racheado. Al principio se hace incómodo y cansado, pero va subiendo la intensidad y los últimos cien kilómetros son realmente peligrosos entre el viento, el agua y encima con neumáticos de medio taco. El tramo final de autopista tiene muchas rampas y viaductos que nos dejan a merced del viento. No puedo casi ni aguantar la moto cuando llegamos al puerto. Empezamos bien!

Bueno, compramos los billetes en el puerto. Nos dicen que la travesía será movida, y que el otro ferry que tenía que salir esa noche, a Orán, lo han suspendido por el temporal. Es aún pronto y se nos ocurre dar una vuelta para estirar las piernas. Nos cae un buen chaparrón y volvemos empapados. Sobre las ocho ya nos rendimos y nos sentamos en la cafetería del puerto a ver un partido del Barça. Poco a poco nos vamos secando y la lluvia va perdiendo intensidad hasta parar unos minutos antes de embarcar.

Cuando nos acercamos a la cola descubrimos otra moto aparcada junto a la Varadero, una F650 de las primeras. En seguida aparece Javier por allí con ganas de hablar. Es madrileño, cincuenta años largos. Sus pantalones tampoco son impermeables y está empapado. Nos cuenta que él también ha bajado muchas veces a Marruecos y que ahora quiere recorrer el Sahara Occidental por pistas en solitario. La pobre F650 ha vivido épocas mejores; cuando se sube encima resulta obvio que el amortiguador es solo muelle, la rueda delantera (de tacos) está casi lisa… y él asegura que no tiene cámara de repuesto, ni desmontables, ni mucha idea de mecánica. La verdad es que podría haberme parecido un flipado pero es un tipo muy majo, me cae bien, y me da cierta envidia. La actitud que tiene es muy positiva, con mucha energía y ganas de vivir aventuras. No parece muy preocupado por lo que pueda pasar, ya se le ocurrirá algo.

Cuando llega la hora de embarcar, rápidamente consigue colarse el primero y le seguimos para subir rápido al ferry. Colocamos las motos y yo me quedo un rato atándola lo mejor que puedo con las cinchas que había traído de casa. El se va tranquilo dejando que le aten la moto con dos cordelitos.

Noche muy mala. Necesitaba dormir después de la paliza con el temporal, pero no lo consigo. Gemma tampoco. Estamos demasiado ocupados intentando no caer de las camas. A partir de las 2 o 3 de la madrugada consigo por lo menos dejar de preocuparme por la moto, seguro que ha caído. Ya veremos qué hacemos con ella cuando lleguemos a Melilla. Por otra parte, el movimiento llega a ser entretenido, hay un patrón, como si fuera la feria. Empieza con un balanceo de un lado al otro, cada vez más fuerte y... boooommmm, golpe fuerte… ruido de cosas que caen y ruedan por el barco. Después unos segundos de tranquilidad, y vuelta a empezar.

 




Miércoles 11
Por fin se acaba la noche. Comemos un poco en el camarote antes de salir. Bajo a ver cómo está la moto mientras Gemma se viste. Está perfecta, exactamente como la dejé!

Bajamos los dos y nos encontramos con Javier. Dice que tampoco ha podido dormir en toda la noche. Su moto también ha aguantado derecha, a pesar del precario amarre. Me dice que él no estaba nada preocupado, que nunca había tenido problemas. Creo que somos los primeros en bajar del ferry. Vamos siguiendo a Javier adelantando coches sin parar por Melilla. No vemos la frontera de Beni Ensar y acabamos contra la famosa valla. Les preguntamos a unos guardias y nos indican que nos la hemos pasado de largo.

Damos la vuelta y encontramos la frontera. Todo lleno de mierda. Charcos, barro, basura por los suelos. Mucha gente. Buscavidas. Javier les indica por señas a los agentes que vamos a saltarnos todo el mogollón y que después volveremos a hacer los papeles. Le seguimos, dejamos las motos al otro lado y volvemos. Estamos los tres muy cansados pero sacamos fuerzas no sé muy bien de donde y vamos rápido. Nos organizamos, Gemma y Javier a una cola, y yo a otra. Luego nos colamos unos a otros y conseguimos que algún moro se mosquee. Acabamos pasando bastante rápido.

Javier nos propone ir con él a una tienda donde le hacen buen cambio. Vamos y es cierto, conseguimos el mejor cambio de todo el viaje. Luego nos despedimos ya del terremoto Javier. El va a seguir su ritual de raparse el pelo en una peluquería cercana nada más llegar a Marruecos, y nosotros vamos a seguir rumbo Sur. Mucha suerte con tu viaje Javier!
 




Por fin en Marruecos. Vamos avanzando. Esta vez nos hemos traído el etrex 20x que utilizo en rutas largas por campo con la XR con un track que preparé en casa, y la verdad es que es de mucha ayuda. Las direcciones a menudo no están bien indicadas, y llevar un track te hace ganar mucho tiempo al atravesar poblaciones. Los primeros kilómetros desde Nador son siempre muy lentos, con muchos controles policiales y tráfico. Paramos en Selouane a tomar el primer petit dejeuner del viaje. Msemam, olivas, miel, mermelada, mantequilla… qué bueno!

Recordaba aburrida la carretera de Hassi Berkane, y lo confirmamos. De nuevo mucho viento… no puede ser, estoy agotado de ayer y toda la noche sin dormir! Paramos en el cruce de Guercif; te, gasolina y descansamos un rato. El problema de bajar por esta ruta es que no hay ningún hotel decente hasta Midelt, a casi 500Km de Melilla, no podemos parar mucho. Continuamos, y el temporal se viene con nosotros hacia el Sur. No es tan peligroso como ayer en España, ahora por lo menos no es racheado, pero obliga a ir todo el rato con la moto inclinada y el cuerpo en tensión. Cruzamos varias tormentas de arena a la altura de Missour. En el tramo final hasta Midelt (1500msnm) vuelve a subir la intensidad del viento, ahora además helado. Nieva en las montañas de alrededor del pueblo. Estoy totalmente a mi límite físico y mental, no recuerdo haber conducido nunca una moto en este estado. El viaje me está recordando demasiado al Show de Truman, cuando el protagonista intenta huir con el barco y le van subiendo la intensidad del temporal a ver si abandona…

Llego casi zombi al hotel. Es el Riad Villa, en las afueras pero no tan lejos como el habitual Kasbah Asmaa. Teníamos ganas de cambiar y probar algo nuevo. Nos gusta, gente simpática y habitación agradable, aunque la verdad es que cualquier sitio con cama me hubiera parecido perfecto en mis condiciones. No iremos a cenar al pueblo, nos quedamos en el hotel.

 






Jueves 12
Por fin dormimos bien y la previsión del tiempo es buena! Hoy iremos hacia Zagora. Hay unos cuantos sitios donde podríamos dormir, ya lo decidiremos.

Bajamos a desayunar y nos sentamos al lado de unos moteros. Belgas, 50-60 años, flamencos. Tranquilos pero habladores. Nos comunicamos en una mezcla de inglés y francés. Quieren hacer una ruta parecida a la nuestra pero tienen muchos más días. Después quieren ir a Granada. Nos preguntan por Puigdemont y la relación Bélgica-España. Están preocupados por cómo serán recibidos unos viajeros belgas en Andalucía. Les decimos que no creemos que a nadie se le ocurra decirles nada!

Estamos rodeados de montañas nevadas que brillan al sol. La mañana es fresca pero se está a gusto. Subimos el puerto hacia Errachidia. Disfrutamos de ir en moto! A pesar de ser muy pedregoso y con poca vegetación, siempre me ha resultado atractivo este paisaje. A los lados de la carretera abundan los vendedores ambulantes con unas botellas de cristal que diría que contienen Coca-Cola y aceite a granel (algún día lo averiguaremos).

 



Van pasando los kilómetros. Paramos a comer en Errachidia, en un bar con sillas de colorines, buena tajine y ambiente relajado. Unos niños persiguen a un gato con ganas de jugar entre las patas de las sillas. A partir de Errachidia ya nos acercamos a la zona de Merzouga. Hay pequeñas dunas, paisaje cada vez más desértico y los primeros oasis. Llegamos a Erfoud y Rissani, donde ya nos desviamos hacia el Oeste y nos alejamos del Erg Chebbi. La carretera que pasa por delante de la “cárcel portuguesa” siempre nos ha gustado, rodeada de piedras negras volcánicas, brillantes. Valoramos quedarnos en el Meteorites cerca de Alnif pero no nos apetece un sitio tan aislado. Al final nos quedamos en el Baha Baha que conocía de un viaje anterior con amigos, un poco escondido en un extremo de Nkob.

 















La carretera que atraviesa el pueblo concentra la mayoría de comercios y actividad. Hay varios sitios para comer y desde un par de ellos nos hacen gestos para que entremos. Decidimos dar la vuelta y volver al primero de la calle, el único en el que han pasado de nosotros. Es nuestra táctica habitual para evitar a los espabilados caza-turistas que suelen vender baja calidad a precio casi europeo.

A vernos pasar, Youssef nos saluda efusivamente. Habla bastante buen castellano. Ha vivido 16 años en Cataluña. Habla también “una miqueta de català”. Lleva una lata de cerveza en la mano y una buena castaña. Le seguimos la corriente a ver qué quiere. Nos cuenta que para ganar lo mismo, prefiere quedarse en casa que vivir en España. Ahora está hecho un hombre de negocios. Tiene tres estancos. Consigue alcohol de estrangis. Un figura. 25 años. Su lema: Bebe sin miedo! (suponemos que quería decir “Vive sin miedo!”)

Nos sentamos en la terraza del bar. Dentro están viendo fútbol español. Los camareros son bastante tímidos y hablan muy poco francés. Pero hay uno bastante interesado en nosotros, Abdul. Nos intenta hablar del fútbol, pero casi por señas. Conseguimos que nos enseñe algunas palabras más en bereber. La cena está buena, una sencilla omelette bereber con ensaladas y unas olivas picantes que me parecen espectaculares. Poco a poco Abdul se va soltando y al final de la cena nos pide alguna frase con la que atraer a los turistas españoles cuando pasan frente a su bar. Ya tiene preparadas frases en francés, inglés y holandés. Le enseñamos a decir “aquí muy buena comida, amigo” y se apunta la pronunciación figurada en alfabeto amazigh en una libretita (la verdad es que lo clavaba!).

 



Viernes 13
El pronóstico para hoy es de mucho viento otra vez, pero por lo menos parece que ya es el final del temporal. Pensábamos ir por el desierto hacia Foum Zguid y Tata, pero esa carretera debe estar muy expuesta al viento y ya hemos tenido bastante. Así que haremos un día de descanso, solo 100Km hasta Zagora.

Pasamos un buen rato dando vueltas por Nkob por la mañana. Estamos muy a gusto. La mayoría de casas son de adobe y las calles sin asfaltar. Hay mucho ajetreo entre personas, burros y algún que otro ciclomotor.

 











Salimos sin prisa. Mucho viento de nuevo, pero a los pocos kilómetros llegamos al Draa y nos desviamos en dirección Sur… por primera vez en todo el viaje tenemos el viento a favor! Vamos a unos 100Km/h y el viento nos da en la espalda, mientras a nuestro alrededor vemos a todo el mundo luchar contra el huracán. Llegamos al hotel “Le Sauvage Noble” (nombre horrible derivado de las teorías de Rousseau). El hotel tenía muy buenas críticas por internet, pero nos parece excesivo. Demasiado folklórico. Van con vestidos típicos hasta las mujeres de la limpieza. Un joven negro disfrazado de tuareg nos persigue por todo el hotel ofreciéndonos vasos de té y botellas de agua. Pero ok, la habitación está muy bien y los jardines agradables. Está a solo 5Km de Zagora, rodeado del palmeral.

 




Por la tarde dejamos la moto y vamos a dar una vuelta por el palmeral. Nos metemos en un ksar sin saber muy bien qué es. Después de dar unas cuantas vueltas por los pasadizos, encontramos un pequeño museo y nos metemos. Se trata del típico museo etnológico, con antigüedades locales. Nos llaman la atención muchas cosas pero sobretodo la parte final dedicada a los tuaregs, con los útiles en madera ultraligera, todo pensado para ir de un lado a otro con cierta comodidad y mínimo peso… nos sentimos identificados! El guía es un entusiasta de la historia antigua y presente de Marruecos, y por lo tanto de la de España en buena medida. Pasamos más de una hora recorriendo el museo e intercambiando teorías sobre la historia y la vida con él. Está muy orgulloso de su país porque dice que han tenido éxito en el programa de control de natalidad, al contrario que la mayoría de países árabes. Ahora solo tienen 4 hijos de media en las ciudades y 6 en el campo…
 







Sábado 14
Vamos por la carretera nueva de Zagora a Foum-Zguid. Muy desértico pero nos gusta más de lo que esperábamos, va por amplios valles entre montañas duras de roca. Seguramente sea más entretenida ahora que cuando era una pista recta. De vez en cuando aparecen pequeños oasis a los lados de la carretera.

Continuamos rumbo Sur y paramos a comer en Tissint. Pasan muchos camiones militares. Más tarde nos contaron que el ejército estaba movilizándose porque había actividad del Frente Polisario en la zona. La gente del pueblo desde luego no parece preocupada en absoluto. Por aquí ya ha cambiado el color de la piel, son casi todos negros o muy oscuros. El ambiente muy relajado.

Coincidimos en el bar con un grupo de franceses en 4x4 que forman parte de la organización de un rallye para Peugeot 205. De vez en cuando pasa alguno por la carretera. Continuaremos viéndolos todo el día.

 









Dudamos entre quedarnos a dormir en Tata o subir a las montañas y llegar hoy a Tafraoute. Al final decidimos hacerlo fácil y quedarnos en Tata. En principio es una ciudad administrativa del desierto sin demasiado interés, pero hasta Tafraoute nos quedan aún 200Km de montañas y queremos disfrutarlos sin prisas. Cuando llegamos a la ciudad no vemos a nadie por las calles, está todo extrañamente vacío, y los comercios cerrados. Solo vemos algún participante del rallye despistado o buscando ayuda mecánica por las calles desiertas. Nos quedamos en un hotel mucho más marroquí que los últimos: Le Relais des Dunes.

Más tarde salimos a dar una vuelta por Tata y descubrimos que hay mucho más pueblo a parte de la travesía que habíamos recorrido en moto. En seguida nos sorprende la cantidad de mujeres que se ven por la calle, algo poco habitual. Aquí abundan grupos de 4 o 5 mujeres, muchas vestidas con la falda plateada y pañuelo negro típicos de la zona. También llama la atención su actitud, más desenvuelta de lo que estamos acostumbrados. Conforme nos acercamos a la zona de los comercios nos sorprende el bullicio por la calle, esto no tiene nada que ver con lo que nos había parecido en la moto! Parece que la ciudad permanece aletargada durante el día y cuando el sol deja de apretar todo el mundo sale a la calle y llena las plazas y terrazas. Además hoy hay mercado, muy colorido y con multitud de gente vestida desde muy occidental a muy tradicional. Estamos encantados con Tata!

 

















Domingo 15
Desayunamos en el hotel. Hay una mesa ocupada por un grupo de franceses bastante mayores. La mujer de más edad está desde ayer intentando hablar con nosotros cada vez que nos cruzamos por el hotel, y al final acaba sentada en nuestra mesa. Resulta ser suiza, muy simpática, casada con un marroquí y lleva más de 20 años viviendo en Marruecos. Una vez al año hacen un viaje por el interior del país. Colaboran con una organización que hace plantaciones de argán por la zona, si entendimos bien. Después van pasando por la mesa el resto del grupo, interesándose por nuestro viaje y nuestro punto de vista sobre el tema de moda en Europa: el “procés”. El último en visitarnos es uno de gran barriga y mostacho que acaba resultando bastante pesado, pedante y empeñado en dar consejos no solicitados para nuestra ruta.

Cambio de escenario, de rectas infinitas por el desierto a montañas, muchas curvas y cañones, aun sin vegetación, pura roca. La carretera de Tata a Igherm nos gusta mucho. Va siguiendo las gargantas de un oued entre montañas. Es una carretera muy solitaria, como la mayoría del Antiatlas, con la excepción de algún oasis. Ya casi llegando a Igherm sube de golpe por un puerto muy empinado a los 1800msnm. El ritmo es lento y no avanzamos, menos mal que ayer decidimos quedarnos a dormir en Tata y dejar este recorrido para hoy. La carretera de Igherm a Tafraoute es menos intensa y la hacemos más rápido porque ya tenemos ganas de llegar.

 









Habíamos leído buenas opiniones del Tigmi Ozro en Tafraoute pero aun así nos sorprende. El sitio está muy bien y es barato. Me sorprende especialmente la dueña, Bouchra. Unos 30 años, guapa, simpática y vestida occidental. Habla un francés bastante justo pero inglés perfecto, o mucho mejor que el mío. Nos explica que estudió en la universidad y que, si entendimos bien, llegó a formar parte de la corte de la princesa de Arabia Saudí una temporada. Después se volvió a casa y montó este alojamiento, tipo B&B.

  



Por la tarde volvemos a subirnos a la moto, para ir al “destino” original del viaje, el sitio más remoto que queríamos visitar: el oasis de Ait Mansour. Sobre el mapa son solo unos kilómetros, pero las carreteritas para llegar son muy retorcidas y lentas. Llegamos ya cansados pero vale la pena. La combinación del oasis con las montañas peladas y escarpadas de los alrededores resulta espectacular. 



En el camino de vuelta nos encontramos de nuevo con un habitante inesperado de estas montañas: la ardilla! Es curioso encontrar ardillas en un sitio en el que apenas hay árboles. Estas parece que son terrestres y viven en colonias; si ves una y paras, seguramente empezarás a ver muchas más correteando por los alrededores. Tengo la paciencia de apostarme unos minutos cerca de unas madrigueras y consigo hacerles alguna foto (de baja calidad al no tener zoom potente). Volvemos a Tafraoute ya con poca luz. Las montañas de rodeno que rodean el pueblo parecen un tentador decorado de piedras y colinas redondeadas. Al final me lanzo a hacer un poco de fuera pista, pero enseguida queda claro que la Varadero tiene poco que ver con mi XR650R…

 









Cenamos en un bar que nos recomienda Bouchra. No nos gusta mucho, pero volvemos a estar enganchados al ambiente de la calle. Por aquí también se ven muchas mujeres. Las jóvenes me parecen guapas, algo que no recordaba de otros viajes a Marruecos. Sobre todo por esta zona, mas bereber que árabe. Casi todas llevan la cabeza cubierta con un pañuelo, pero es habitual vestir a la europea, con pantalones ajustados. Más tarde pasan por delante de nosotros unos coches marroquís de fiesta, con chicas sacando el cuerpo por las ventanas, dando gritos y saludando a los transeúntes.


Lunes 16
Comenzamos la vuelta a casa. Tenemos varias alternativas; volver por el desierto por donde hemos venido, rodear el Atlas por la parte más occidental o ir hasta Agadir y volver por la autopista si estábamos cansados. Nos decidimos por la segunda.

Antes de irnos del Antiatlas queríamos probar una carretera alternativa para volver hasta Igherm. Seguramente es la carretera más solitaria de todo el viaje. Sube hasta los 1900msnm rodeada de montañas. A mí me impresiona el ambiente tan desértico, seco y remoto. No hay nada, solo curvas, cañones y montañas de piedra. Bueno, casi nada… en realidad hay también bastantes ardillas por aquí.

 




Desde Igherm iniciamos el descenso hacia la civilización. Llegamos a Taroudant (250msnm). Hace mucho calor, y está todo lleno de gente por todos lados!

 





Rápidamente nos volvemos a escapar a las montañas. Después de muchos años de verlo en los mapas vamos a subir por fin al Tizi-n-Test, puerto alternativo al habitual Tizi-n-Ticka para atravesar el Atlas. El inicio de la subida está en obras, hay unos cuantos kilómetros sin asfaltar. Después viene un buen tramo con dos carriles de buen asfalto, que nos recuerda a muchas carreteras del interior de Castellón. También el paisaje nos resulta muy familiar, entre pequeños bosques. En los últimos kilómetros hasta llegar al puerto a 2100msnm, la carretera se hace muy estrecha y rota, casi pista. Lo bueno es que no es una carretera para camiones y autobuses y tampoco parece que muchos coches se animen a subir por aquí. La bajada hacia Marrakech es bonita, cada vez más verde, y con un firme menos cambiante.  






Paramos a dormir cerca de Asni. Esta zona es bastante turista, para marroquís de Marrakech, y no es barata. El hotel está muy bien, con una habitación que es en realidad una casita con su jardín. Las montañas de alrededor están cubiertas de nieve. Estamos cerca de las pistas de esquí de Oukameiden.

 




Martes 17
Hoy haremos carreteras en principio más rápidas, unos 400Km hasta Azrou, la otra estación de esquí marroquí. Está todo mucho más verde y primaveral de lo que esperábamos, siempre con las montañas nevadas del alto Atlas de fondo.

Pero las carreteras tienen bastante tráfico, y las travesías de poblaciones se vuelven caóticas y lentas. Nos cuesta mucho avanzar. Al final decidimos saltarnos la ruta prevista para llegar a Azrou por las montañas y tiramos por carreteras más directas. Llegamos al hotel casi de noche. Está unos 10km antes de llegar a Azrou. Les queda una habitación pequeña y barata, que cogemos para dos noches.

 







Miércoles 18
Hemos avanzado bastante y nos sobra un día, así que hoy repetiremos noche.

En el desayuno conocemos a una pareja de agradables moteros franceses que se alojan en el mismo hotel. Acaban de empezar su viaje, aún llevan las motos en un remolque. Ella una F650GS y una XT600 él. Van a continuar viaje hacia el Sur, de momento con el coche, y cuando encuentren un buen sitio para rodar lo dejan aparcado y continúan en moto. No tienen planes fijos, inshallah.

Salimos por los caminos de montaña que nos saltamos anoche. La primera parte, hasta Ain Leuh, recuerda bastante a la sierra de Espadán. A partir del pueblo, el paisaje cambia totalmente. Los bosques pasan a ser de cedros, y aparecen prados y espacios más abiertos. Hay rebaños de ovejas y muchos burros. Pero no aparecen los macacos que queríamos ver. Si no los encontramos por aquí iremos a buscarlos a otra zona, bastante concurrida, en la que están muy acostumbrados a los turistas y bajan habitualmente a por comida. Seguimos la carretera hasta las sources d’Oum Rbia, un manantial que está a tope de chiringuitos, guías, etc. Desde donde se puede llegar con la moto no podemos ver gran cosa, pero no nos apetece ponernos a caminar vestidos de moto, con calor y rodeados de guías, así que damos media vuelta.

En una zona boscosa antes de llegar a Ain Leuh, esta vez sí que vemos los macacos! Al ver que paramos la moto salen corriendo, pero la bolsa de cacahuetes que lleva Gemma hace recapacitar al grupito más osado. Poco a poco van cogiendo confianza y acabamos pasando un buen rato con ellos. Es muy curioso observar el comportamiento que tienen entre ellos y sus gestos a veces tan humanos.

Al llegar a Ain Leuh ya nos desviamos hacia la carretera principal que recorrimos ayer, y paramos en un pueblo a comer. Al final hemos hecho unos 150km por la mañana de este “día de descanso”, todos por carreteras llenas de curvas y agujeros. Después de comer volvemos al hotel, nos cambiamos y vamos a dar una vuelta por Azrou (más ciudad que pueblo). Cenamos en el hotel harira y tajine bastante buenas.

 











Jueves 19
Hoy toca avanzar. El ferry sale de Nador esta noche a las 10h.

Cogemos la autopista cerca de Fez con la idea de avanzar rápido y llegar sobrados al ferry. Pero de nuevo hay mucho viento, y además la autopista está elevada y parece mucho más expuesta que la nacional que hace el mismo camino. Así que por Taza acabamos volviendo a la nacional. Funciona. La carretera es bastante buena, poco tráfico y el viento molesta mucho menos. En Guercif cogemos la variante de Saka para volver a Melilla. Esta carretera nos gusta mucho más que la de Hassi Berkane que utilizamos al bajar. Volvemos a estar en zona desértica! Comemos una tajin de pollo muy buena en Saka, siguiendo de nuevo la estrategia de ir a los sitios donde no intentan atraer a los turistas.

Llegamos a Nador. Estaremos aún unas cuantas horas hasta subir al ferry. La compra del billete, un par de horas en la pizzería habitual, la frontera lentísima, el embarque… se nos hace eterno. Por lo menos podemos distraernos con los participantes de otro rallye, este de 2CV, que han hecho una ruta bastante parecida a la nuestra según comentan (ellos por pistas, claro). Son bastante pintorescos en su mayoría. Curiosamente todos insisten en que se trata sobre todo de una competición, que van a saco y que lo importante es ganar, a pesar de lo que parece. Por lo visto hay mucha afición y se celebran por todo el mundo rallyes para 2CV. Nunca he conseguido tener un mínimo interés por los vehículos de cuatro ruedas y menos si solo tienen 25 caballos… pero estos nos tienen entretenidos un buen rato.

Esta vez un tiarrón nórdico en la bodega del ferry se asegura de que la Varadero se quede bien sujeta. La travesía vuelve a ser muy mala, con el barco de lado a lado toda la noche, golpes, y cosas cayendo y rodando por el suelo. Igual no tanto como a la ida. Esta vez conseguimos dormir cerca de una hora, ya casi de madrugada.

 





Viernes 20
Estamos muy cansados, ya son muchos días. Ayer y esta noche han acabado con nuestras energías. Los primeros kilómetros de autovía por Andalucía me cuestan mucho. Vamos a 100Km/h. Paramos a tomar un café sobre las 9am. Poco a poco vamos subiendo el ritmo y llegamos a casa a mediodía.

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Tardamos varios días en volver a la normalidad, entre el cansancio acumulado y la mente empeñada en seguir de viaje. Ha sido un viaje de emociones intensas, en el que hemos sufrido a ratos pero también disfrutado como nunca del país, de ir en moto y de haberlo hecho todo juntos :)

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