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VIAJE A LAS HIGHLANDS 2001





Miércoles 29 de Agosto de 2001. Al contrario que de costumbre, ya teníamos todo el equipaje colocado en las maletas desde el dia anterior, así que tras un rápido almuerzo salimos de casa dispuestos a pasarnos todo el día encima de la moto. El plan era dormir cerca de Santander de donde el día siguiente salía el ferry. Justo antes de entrar a Cantabria por el Puerto del Escudo, decidimos quedarnos en el tranquilo pueblo de Cilleruelo de Bezana. Estábamos un poco cansados así que nos acostamos pronto, aunque suponíamos que el día siguiente en el ferry tendríamos tiempo de sobra para descansar...





El jueves por la mañana, cuando arranqué la moto hacía un ruido horrible de válvulas y se le encendía el testigo de falta de presión en el aceite. En el taller de coches del pueblo le medimos la presión de aceite por si era el presostato que marcaba mal, pero efectivamente el aceite no tenía casi presión. Así que había que buscar una grúa para llevar la moto a Santander. Solo quedaban dos horas para que saliera el ferry, por lo que finalmente descartamos la posibilidad de cargar la moto así y repararla en Plymouth, ya que la grúa no llegaba y además no conocíamos la gravedad de la avería.


Mientras tanto Gemma había estado haciendo algunas llamadas teléfonicas y traía noticias, unas buenas y otras no tanto... Las buenas eran que por el mero hecho de tener una BMW, el servicio de asistencia nos pagaba una grúa para llevarnos hasta el taller BMW más cercano, sin duda un buen detalle! 
También desde Brittany ferries llegaban buenas noticias; si no podíamos llegar a este ferry, nos atrasaban la reserva hasta el próximo, el martes siguiente. Esto significaba acortar nuestra estancia en Gran Bretaña, pero por lo menos no la anularíamos. La mala noticia era que era fiesta local en Santander y por lo tanto no nos quedaban muchos días laborables, solo viernes y lunes, si había que pedir piezas de recambio. De todas formas había que intentarlo, así que después de comer cargamos la moto en la grúa y nos fuimos a Santander.



Subiendo la moto a la grúa


 Al llegar al concesionario BMW, el guarda nos dice que... hacen puente! Así que hasta el lunes no se pondrían a trabajar en la moto, lo que nos hacía perder demasiado tiempo. Por lo tanto, después de dejar la moto en el taller BMW, donde pasaría la noche, nos dedicamos a buscar algún buen taller de motos que estuviera abierto el viernes. El conductor de la grúa nos echó una mano y nos dejó en el centro de Santander para que el día siguiente fuéramos a buscar ayuda. Todavía con el Gore-tex y las botas puestos y con las maletas de la moto a cuestas nos dedicamos a buscar cerca del taller algún hostal donde pasar la noche. 


A las 8h de la mañana estábamos en la puerta de Motos Lolo, concesionario Yamaha. A pesar de todo el trabajo que tenían, hicieron todo lo posible por ayudarnos, recogiendo del taller BMW y desmontando media moto sin conocerla y sin tener el libro de taller... Al final, a las 8,30h de la noche, encontramos el origen de la falta de presión; una enorme fuga en el circuito interno del aceite impedia que la presión alcanzara los valores necesarios. La reparación fue inmediata, pero era demasiado tarde para volver a montar todo, así que nos tuvimos que resignar a quedarnos sin moto el fin de semana, aunque estábamos ya más animados al saber que al final podríamos continuar el viaje. 



El lunes por la mañana teníamos ya la moto montada y funcionando así que fuimos a dar una vuelta para comprobar que todo iba bien y ... la moto iba fatal, vibrando mucho al ralentí, con continuas explosiones al retener y un sonoro clac-clac en la culata izquierda. Con la moral ya bastante tocada, fuimos al concesionario BMW para que le hiciesen una puesta a punto a ver si mejoraba algo. El tacto del motor mejoró mucho, pero el clac-clac seguía allí. Después de especular un rato con el mecánico sobre su posible origen y la fiabilidad del motor para hacer los casi 4000 kms de viaje que nos faltaban, decidimos que al día siguiente embarcaríamos rumbo a Inglaterra.



Probando la moto por Santander

Al llegar al ferry nos sorprendió la cantidad de motos que nos acompañarían a bordo, aunque para nuestra sorpresa eran todos británicos. Al embarcar conocimos a otra pareja con una GS, de Aberdeen, que venían de recorrer los Pirineos. Nos aconsejaron sobre las mejores zonas para ir en moto por su país, ya que después del retraso por los problemas con la moto solo teníamos una semana entre los 2 ferries y aún teníamos que atravesar toda Inglaterra.



Como todo el mundo sabe, en Inglaterra se conduce por la izquierda y llueve mucho. Bien, pues no hay mucho más que contar del aburrido recorrido por autopista que nos lleva a Kendal, turístico pueblo del noroeste inglés donde hacemos la primera noche. Para dormir nos decidimos por los B&B, casas particulares donde por un razonable precio tienes una habitación y el desayuno del día siguiente. John, el dueño del que elegimos para esa noche, es un tipo curioso que viene todos los años a España y no pierde oportunidad de mostrarnos el (poco) español que ha aprendido en Tenerife. La habitación es increíble, toda llena de flores y telas de color rosa por todos lados! Muy inglés todo. No está nada mal, con baño, microondas, cafetera y tetera, TV,... Era nuestro primer contacto con un B&B y nos sorprendió la gran hospitalidad y amabilidad de John. Ante mi insistencia, hizo todo lo posible por meter la moto dentro del pequeño jardín para que no se quedara en la calle. Al final conseguimos que entrara, aunque a costa de pisotear un poco alguna que otra flor...



El jardin de John

Por la noche compramos la cena en un típico Fish&Chips, una buena solución para los españoles ya que abren hasta tarde y es barato. Consiste en un pequeño establecimiento donde por unas tres libras consigues "algo" rebozado acompañado de una abundante ración de patatas fritas, todo ello tradicionalmente envuelto en papel de periódico. Después dimos una vuelta por el pueblo, pero volvimos pronto al B&B tras ver el ambiente festivo-alcohólico-agresivo que se respiraba en la calle después de la victoria de la selección inglesa contra Albania.



Al día siguiente, más autopista hasta Glasgow para, a partir de allí, empezar ya a ver la escocia que veníamos buscando. Siguiendo los consejos de los moteros del ferry, nos centraremos en la costa oeste de las Highlands. La carretera que bordea los Lochs Lomond, Fyne y Awe nos proporciona bonitas vistas aunque no paraba de llover y no podíamos hacer fotos. Cuando llegamos a Oban, donde pasamos la noche, los Gore-tex ya habían cedido ante tanta agua y tuvimos que colgarlos por toda la habitación del B&B y poner la calefacción a tope para que se secaran durante la noche. Cenamos en un restaurante con preciosas vistas al puerto pesquero. Probamos el plato típico de escocia, el haggis, por primera vez en el viaje. La verdad es que se parece bastante a una botifarra de las de mi tierra..., aunque pica un poco.



Llegamos a Escocia


Agua por arriba y por abajo

Después de dormir tranquilos con la moto bien guardada, al levantarnos nos espera un típico desayuno inglés, compuesto en primer lugar por leche y cereales además de tostadas con mantequilla y mermelada, para después atacar el plato fuerte: un huevo frito con 2 ó 3 lonchas de bacon, una o dos salchichas, patatas fritas, champiñones fritos y judías con tomate (baked beans), todo acompañado de te (o café "aguado") y zumo de naranja. Por supuesto, ya no comiamos nada más hasta la cena!




Desayuno escocés

Después de almorzar emprendemos rumbo Norte hacia Fort William, a los pies del Ben Nevis, la cima de Gran Bretaña con sus 1344m de altura. A pesar de que no paraba de llover no teníamos prisa y en vez de coger los puentes que atraviesan los lochs continuábamos por las estrechas carreteras que los bordean, descubriendo paisajes de gran belleza. Paramos a tomar algo caliente en un pub de Kinlocheven (en los pubs escoceses se sirve comida) mientras fuera llovía bastante fuerte. Una lástima no poder hacer casi fotos por la lluvia, además no vimos un solo porche o similar en toda escocia donde resguardarnos. Desde Fort William cogemos la Road to Isles (carretera a las islas, en escocés) que llega hasta Mallaig, de donde salen ferries hacia las islas de Skye, Rhum y Uist. El paisaje es verdaderamente impresionante, al igual que el temporal de agua y viento que me obliga a ir casi parado en muchas curvas. Nos quedamos a dormir en Arisaig, bonita aldea situada en una pequeña bahía. Mrs. McDonald, la dueña del B&B, se asusta al vernos entrar chorreando agua por todos lados y se queda con las cazadoras y los guantes de Gemma, según ella para secarlos. Con el resto de ropa, lo de siempre; calefacción a tope y tendedero improvisado por toda la habitación.



Inveraray


Pub en Kinlochleven

Después de cambiarnos de ropa, vamos al puerto a hacer unas fotos, ya que por fin ¡no llueve!. La bahia es muy pintoresca, con las barcas de pesca y pequeñas islas que dejan de serlo cuando baja la marea. Aprovechamos también para dar una vuelta caminando, hasta que empieza a chispear y nos metemos en el pub del pueblo. Mientras nos tomamos unas pintas, en la mesa de al lado un hombre que nos debía llevar muchas de ventaja nos miraba con curiosidad hasta que al final nos pregunta de donde éramos. Al decirle que españoles, se le ilumina la cara y empieza a contarnos (en un inglés bastante curioso debido al acento escocés y el alcohol) que estuvo viviendo en el Pais Vasco cuando era joven, sus aventuras con una joven de Santurce y los recuerdos que tenía de la España de los sesenta (Franco, Peret, Los Brincos,...).



Aprovechando el buen tiempo


Arisaig

Cuando la mañana del Sábado amaneció soleada no podíamos creerlo. Por supuesto, los guantes de Gemma que se quedó Mrs. McDonald estaban empapados, aunque como hacía buen día, nos pusimos los de verano y sujetamos los mojados al top-case con la red elástica para que les diese el aire. Con los guantes colgando fuimos a dar una vuelta por la pequeña carretera que va hacia el sur, hacia la península de Ardnamurchan, en cuyas playas debería ser fácil ver focas. Por supuesto no vimos ninguna, aunque si muchas motos, que aprovechando el buen tiempo y que era sábado iban por allí a darle al mango, sorteando a las muchas ovejas sueltas por la carretera... Como estábamos quedándonos sin gasolina y no parecía que hubiera ninguna gasolinera por la zona, volvimos hacia atrás y deshicimos la carretera del día anterior hasta Fort William.



Loch Loyne


Después de repostar, tomamos rumbo norte bordeando el Loch Lochy hasta Invergarry y de allí hacia Kyle of Lochalsh, desde donde se accede vía puente a la turística Isla de Skye. Esta última es una gran carretera para recorrer en moto, de hecho nos encontramos con tantos que al final les pregunté a un grupo si había alguna concentración, pero no, por lo visto es siempre así. Casi llegando a Kyle está el famoso castillo Eilean Donan Castle donde paramos a hacer unas fotos acompañados por un autocar de turistas japoneses y el único escocés con falda que vimos en todo el viaje... Desde allí, rumbo norte por una estrecha carretera por la que apenas caben un coche y una moto, llegamos a Plockton.



Eilean Donan Castle

Allí nos quedamos en un B&B a la entrada del pueblo. Al lado hay una Bunk House que es una especie de albergue, o refugio privado. Había bastante gente, algunos moteros, y a media tarde (es decir, después de cenar...) ya llevaban todos unas cuantas cervezas en el cuerpo. Nosotros nos fuimos al pueblo a dar una vuelta y a buscar las focas que debía haber por allí aunque tampoco aparecieron esta vez. Después de una noche degustando la cerveza local en el pub, con los chicos de la bunk house, nos fuimos a dormir secos por primera vez en todo el viaje...



Plockton


Nessun Dorma

Aunque amaneció chispeando, el domingo prácticamente no llovía. El camarero del pub nos recomendó la noche anterior subir en una de las barcas que salen del puerto en busca de focas, pero nos entretuvimos y se nos hizo demasiado tarde. Dedicamos todo el día a recorrer las solitarias, estrechas y reviradas carreteras del Wester Ross, un paraíso para hacer turismo. Continuaban habiendo bastantes motos, de todos los tipos; sport, turismo, custom y, por supuesto, trail. Atravesamos el puerto de Bealch-na Bo, al principio del cual unos carteles anuncian que es peligroso, no apto para conductores noveles. En realidad el puerto en sí no tiene más dificultad que la estrecha y empinada carretera y el fuerte viento, aunque es cierto que allí nos encontramos con las únicas paellas del viaje. Al bajar el puerto, de nuevo en la costa, conseguimos ver ¡por fin! un par de focas dándose un baño y tomando el sol en la tranquila bahía de Shieldalg.




Advertencia curiosa



Wester Ross

Esa noche la pasamos en Ullapool, el punto más septentrional de nuestro viaje. Cuando llegamos hacía mucho frío. Después de dejar los trastos en el B&B fuimos a dar una vuelta por el puerto y las tiendas de souvenirs. Después del pub de la noche anterior, el de Ullapool nos parece aburrido y, como estábamos bastante cansados, nos vamos pronto a dormir, pues el lunes ya toca empezar a ir hacia el sur y aún nos quedaban algunas cosas por ver.



Llegando a Ullapool

Nos quedaba en la agenda el Glen Affric y el famoso Loch Ness. El valle es conocido por ser una de las pocas zonas que conservan el bosque original escocés, ya que casi todos los árboles en el resto de Escocia fueron talados para que pastaran las ovejas. Es un bonito valle, con bosques es similares a los que se pueden encontrar en el norte de España. El lago es el más grande de todos, pero no tiene ningún atractivo especial a no ser que tengas ganas de ponerte a buscar monstruos legendarios en sus aguas color whisky.



Cattle Grid en Glenn Affric


Perdidos en Glenn Affric


No apareció el monstruo

Camino de Edimburgo, nos quedamos a dormir en Pitlochry, lejos ya de las Highlands. El terreno aquí es mucho más suave, hay más tráfico y tiene todo un aspecto más "civilizado" en general. El pueblo es precioso, tanto que parece un decorado con todas las casas con su jardín perfectamente arreglado y todo muy limpio. A la hora de cenar nos decidimos por un curioso Fish&Chips chino del que, cuando conseguimos entendernos con la dependienta, salimos con una mezcla de costillas de cerdo, patatas fritas, arroz chino y pollo al curry que no estaba nada mal... Después fuimos al pub donde nos hicimos un whisky de la tierra, con bastante agua, al estilo local, que había que probar antes de poner rumbo a Plymouth, donde el miércoles por la mañana nos esperaba el ferry.


Vaca escocesa

El martes 11 de Septiembre tenía que ser un dia bastante anodino, 900Km por autopista mimando el motor a 120/130Km/h (a pesar de que el clac-clac misterioso había desparecido al poco de llegar a Inglaterra, no queríamos más sorpresas). Y así fue para nosotros, que no podíamos ni imaginar lo que estaba sucediendo en la otra orilla del Atlántico. Al llegar al Hotel donde dormiremos nos cuesta creer las imágenes que vemos en la tele: aviones estrellándose contra los rascacielos de Manhattan...




Submarinos en Plymouth

Mucho motero rumbo Santander


Matando las horas en el ferry

Después de otras 24h de ferry llegamos a Santander acompañados por unas 50 motos, de nuevo todas inglesas y volvimos a Castelló por donde habíamos venido, aunque esta vez atravesamos el bonito puerto del Escudo con la moto en marcha... A las 12 de la noche llegábamos a casa un poco cansados después de haber recorrido más de 4500km y contentos por haber podido completar nuestro viaje a pesar de todos los problemas iniciales.






 





Comentarios

  1. Hola.

    Acabo de terminar de leer todas tus crónicas, y he de decir que me han encantado. Tanto por las descripciones como por las fotos intercaladas en los relatos.

    Gente como tú despierta las ganas de viajar en moto. De momento soy bastante novato, porque lo más lejos que he ido ha sido a Jerez. Por cierto, también soy de Castelló...

    Un saludo

    Paco
    Z750' 06

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